De niño soñaba con ser poeta y ahora se considera, por encima de todo, un narrador, sea delante del público o pluma en mano. Burak Tamdogan comenzó su carrera en televisión, pasó pronto al teatro y se ha hecho popular internacionalmente con Amor de contrabando. Aunque también ha incursionado en cine, le apasiona la escritura y ahora prepara también un disco dedicado a su madre. Hüseyin no deja de sorprender… En la vida no somos ni muy buenos ni muy malos. Son las elecciones que se toman las que hacen a la persona. Este hombre comete un error debido a las circunstancias, pero siempre le remuerde la conciencia.
¿Qué opinas de su doble vida?
Todos nos debatimos entre quiénes somos y quiénes queremos ser. Tenemos más de una vida, la que nos toca y la que deseamos tanto en el trabajo como en el amor o la amistad.
Si fueras su amigo, ¿qué le dirías?
No podría ser amigo de Hüseyin. Veo en él la desesperanza de mi país y del mundo.
¿Es la corrupción en la policía algo habitual en Turquía?
En todo el mundo y en todos los cargos del Estado, los individuos utilizan el poder en su beneficio. No vamos a creer en cuentos de hadas. Y eso se da aquí y fuera.
¿Dónde está la solución?
Creo que no es solo cosa del individuo, sino del sistema, que debe proteger los derechos de los ciudadanos con leyes firmes. Por eso prefiero no calificar a la gente de corrupta, pues la tarea fundamental recae en los estados.
Tu personaje tiene otra familia fuera de su matrimonio. ¿Qué opinas de esas relaciones?
Habría que preguntarse primero si las personas son monógamas o polígamas y también para quién se hicieron las normas religiosas y las sociales.
¿Fue querido tu papel?
Gustaba porque la gente se veía reflejada en él. Se enfadaban al ver sus propios errores, que no querían cometer. No fui mal recibido en ningún sitio y eso debería estudiarse (risas).
¿Qué te animó a querer participar en esta producción?
El guion y el papel. Es uno de los pocos trabajos donde me he sentido realmente satisfecho. Además, me permitió crear un personaje a mi gusto. Fui feliz.
¿Hiciste buenos amigos?
Sí, Engin Akyürek [Ömer] y Ahmet Tasanlar [Arda] fueron más que eso. Los quiero mucho y nos vemos a menudo. Sobre todo Engin fue como un hermano. Es que yo solo tengo hermanas.
¿Alguna vez quisiste ser policía?
Nunca, ni funcionario en general. Realmente no creo que las personas sean algo, más bien te conviertes en lo que haces. De pequeño no pensaba en pertenecer a ningún oficio, mi nico deseo era ser poeta y la poesía surgía escribiendo.
¿Recuerdas alguna situación divertida cuando grababas la serie?
Muchas. Las personas por la calle piensa que los personajes que ven son reales y te dicen cosas como que se llaman también Hüseyin o que son colegas tuyos porque son policías. Y lo más ingenuo que veo son los consejos que te da la gente a tu alrededor para que ese hombre salga de la situación en la que está.
¿Por qué crees que las novelas turcas están triunfando en España?
Nos parecemos a nivel cultural, todos somos mediterráneos. Yo siempre me he sentido cerca del arte y la música españoles. Además, los temas que se tratan en estas series son problemas humanos de carácter universal.
¿Te escriben desde nuestro país?
Sí, estoy empezando a recibir mensajes de los españoles.
¿Qué tipo de papeles prefieres?
Busco profundidad humana en ellos, es decir, que tengan a partes iguales aspectos positivos y debilidades en su personalidad.
¿Qué proyectos tienes ahora?
Estoy con varios formatos de improvisación interactiva en el teatro del que formo parte, Istambul Impro, donde el público lanza sus ideas y tú las llevas a escena. También bién preparo un disco en el que interpreto las canciones populares favoritas de mi madre. Es para ella, se lo prometí.
También escribes. ¿Cuál de todas tus facetas te interesa más?
Creo que no van por separado. Son todas una forma de expresión y si me preguntas en qué trabajo te diré que soy narrador.
¿Qué ha sido lo más importante que has hecho en tu carrera?
Haber dicho sí a los proyectos y personajes acertados.
